Crónicas Urbanas: Reabrió su lavadero tras perder a su marido y su hijo en el temporal de Bahía Blanca

Celeste Castillón, de 36 años, vio como el fatídico sábado 16 de diciembre parte del club Bahiense del Norte se derrumbó y sepultó a su esposo Ariel Baldi y al hijo de ambos, Benicio, de 5, y pensó que la vida también había terminado para ella. Pero un mes más tarde volvió a su actividad habitual porque, dijo, "no queda otra que ponerle el pecho a la situación".

Actualidad - Crónicas Urbanas 15/01/2024 Redacción

A un día de cumplirse un mes del temporal que golpeó a Bahía Blanca como nunca antes. Esa tormenta que azotó a la ciudad provocando daños catastróficos e irreversibles. Personas heridas, árboles arrancados de raíz, postes caídos, techos volados, establecimientos deportivos y viviendas familiares derrumbadas.

El club Bahiense del Norte fue el epicentro de un triste desenlace y de lo que sería una de las peores tragedias que la ciudad haya vivido. 13 personas fallecieron luego de que se desplomara la pared de una de las canchas donde iba a realizarse un evento de patín artístico.

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En el lamentable hecho perdieron la vida Juliana Barquero (51), Adriana María Contento (63), Norma Gladys Nieto (61), María Laura Rodríguez, Federico Luis Duo (44), Diego Carrasco, Luis Pérez, Juana Graciela Danszyt (67), Rosa Figueroa, Bryan Ortega, Diego Casatti (45), Ariel Baldi (45) y Benicio Baldi (5).

También hubo personas heridas que se fueron recuperando a lo largo de este tiempo. Celeste Castillón es una de ellas. No solo es sobreviviente, sino que también, perdió familiares en el derrumbe: su pareja Ariel Baldi y su hijo Benicio, la víctima fatal más pequeña.

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“Que importante es dar el último beso o abrazo. Ese 16 de diciembre teníamos que llevar a Lola -su hija de 9 años- y ubicarla con su grupo y cuando estaba por despedirse le dije a Ariel ‘¿No la vas a saludar y darle un beso?’ y me dijo ‘No, si ahora la voy a ver brillar’. En ese momento compramos las entradas y nos fuimos a sentar, ahí creí que mi nene -Benicio- estaba en la pista, no al lado del papá. De repente sentí que entraba viento y miré para arriba y desde ahí ya no me acuerdo más nada”, relató Celeste.

Tras el derrumbe, fue inmediata la desesperación de la gente y la atención de los servidores públicos. La ciudad ya se veía destrozada por la tormenta y también por la noticia que circulaba sobre las quienes perdieron la vida.

Sin embargo, ante las heridas sufridas y la sedación que le proporcionaron los médicos, Celeste se enteró de la muerte de su pareja y de su hijo al otro día. Sus familiares y amigos más cercanos, en compañía de su hija, le dieron la noticia mientras estaba internada en el Hospital Municipal. En medio del desgarrador momento, lo único que atinó a pedir fue que la dejen ir a darle el último adiós.

Después, fueron días duros donde debía lidiar con su dolor y el de su hija, e intentar recuperarse físicamente de las secuelas.

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A casi un mes de la tragedia, volvió a su trabajo, el lavadero de autos que tenía junto a Ariel en Chiclana al 1500, en Villa Mitre. “Mis hijos iban a la escuela a la mañana y yo venía acá hasta las 11.30 aproximadamente y después ya me ocupaba de ellos. Cada tanto Ariel, como era vendedor de cigarrillos, pasaba por acá. Ahora siento que él va a venir y va a parar, pero sé que no va a volver“.

Y agregó “Lo de mi pareja me duele mucho, fueron 13 años juntos y a lo de mi hijo ya no le busco explicación porque siento que me voy a volver loca. Trato de pensar que tenía que ser así, que se fueron los dos juntos porque sino siento que me muero. Benicio se llevó más de la mitad de mi vida con él”.

Hoy procura volver a su vida de antes, aunque con el sufrimiento a cuestas, y el desconsuelo de haber perdido lo que más quería en la vida. “Lola lleva el duelo a su manera, ella es más chica. Yo deseo que no lo lleve como yo, que voy a los lugares oscuros que me lleva mi mente cuando estoy sola. Me desarmo en mi casa, sé mis pensamientos y a dónde me llevan. Sé las crisis que paso y trato de que sean sola porque tengo a Lola y prometí que no me pasen delante de ella“.

Y puntualizó “Hoy deseo que el lavadero siga funcionando, que es familiar y es lo único que me quedó para vivir con mi hija”, manifestó.

"Yo cruzo con Lola y Benicio, entramos al club, compramos las entradas, me quedo charlando con una mamá y nos sentamos en las gradas", recordó.

La mujer indicó que "mi marido se sentó una grada más arriba que yo, mi hijo se sentó a su lado, miré para arriba porque empezó a entrar tierra de los ventiluces y no me acuerdo más nada".

El temporal del pasado 16 de diciembre provocó además la voladura de techos de viviendas, clubes y galpones, caída de árboles y paredones, cortes en el suministro eléctrico y de otros servicios, entre otros inconvenientes.

Debido al fenómeno, el intendente Federico Susbielles dispuso un Comité de Crisis integrado por distintas fuerzas de seguridad, entre ellas la Policía Bonaerense, Federal, Gendarmería, Ejército y Defensa Civil, entre otros, para trabajar ante la contingencia climática. 

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