Cambio de estación y nutrición (Lic. María Agustina Costa. Nutricionista)
¿Qué tiene que ver con la nutrición que seamos mamíferos? Básicamente que seguimos siendo parte de un entorno climático que nos condiciona y afecta, con el trascurso cíclico de las estaciones.
Así como, a lo largo de nuestras vidas, la absorción y utilización de nutrientes se modifica en cada etapa, de crecimiento, desarrollo y declive; a lo largo de un año, también se producen modificaciones de requerimiento y utilización de distintos nutrientes.
Por lo tanto, el cambio de estación, no es simplemente una cuestión de moda o algo banal con respecto a la “llegada del verano”. Este nos ubica temporalmente en una época de gran cambio de temperaturas ambientales, cambio en el estilo de vida, exposición a la luz del sol, modificación de actividades sociales y muchas veces, a la concomitante, secreción de hormonas asociadas al estado anímico.
Como si esto fuera poco, al cambiar las temperaturas del ambiente, nuestro gasto calórico y de líquidos y sales, puede variar significativamente.
Hay determinados grupos etarios que son más vulnerables a la llegada del calor sofocante, porque su composición corporal tiene características que por ejemplo, los hace más propensos a deshidratarse, como son los niños menores de 2 años o los adultos mayores.
La llegada de la primavera, con el aumento de la polinización, el viento recurrente, las lluvias extensas y la mayor oscilación de temperaturas entre el día y la noche, la hacen una temporada de gran actividad del sistema inmune, donde nos beneficiamos enormemente si consumimos cantidades adecuadas de fibra, vitaminas, minerales y probióticos.
El comienzo de la primavera es una época propicia para hacer una reorganización de nuestros hábitos y enfocar nuestra energía expansiva en aumentar la variedad de alimentos (frutas, verduras, hortalizas, legumbres) y desafiarnos en alguna actividad física.
Lic. María Agustina Costa (Nutricionista)